CUENTO: REGALO
DE NAVIDAD
“Dedicado a todas las madres adoptivas,
y en especial, a aquellas que aún siguen esperando
su regalo de navidad”
Cada
mes de diciembre, con la misma ilusión de cuando era una niña, escribe su lista
de deseos. Una carta que dirige a Papa Noel, a los Reyes Magos, que invoca a
los elfos, a las hadas, a los gnomos y a cuanto personaje represente la magia
navideña. Un sola petición, un solo renglón escrito en la hoja del remitente,
que se va repitiendo desde hace ya 5 años sin perder un atisbo de esperanza…
Dicen
que la nieve es más fría cuando se acerca la navidad porque el trineo de Papa
Noel debe deslizarse más rápidamente y, aún más, si los regalos que acarrea son
enormes y pesados. Aquella mañana soleada de diciembre, la nieve era tan gélida
y espesa que le quemaba las manos. El aviso de un paquete llegado de muy lejos
entrecortaba, agudamente, las respiraciones jadeantes que la altitud de la
montaña provocaba. La incertidumbre no se hizo esperar y la acompañó durante
los sueños y en la vigilia.
Pronto,
en los primeros días de enero, las reminiscencias de los Magos de Oriente
empezaron a calentar las heladas matutinas. Aquel paquete no llevaba lazos de
rafia ni envoltorios brillantes pero sí procedía del oriente más lejano. Una
vieja carpeta negra dejaba entrever multitud de papeles repletos de una curiosa
caligrafía que, en forma de casitas suspendidas en el aire, parecía esconder el
más enigmático de los secretos. En el
interior, en una fotografía de mala calidad, una niña pelona y enfadada
calzaba, encima de un columpio, unos zapatos de playa que no eran de su
talla. Li Yan Ran cumplía tres años y la
esperaba en la remota ciudad china de Guangzhou.
Cada
mes de diciembre, en un rinconcito sureño de nuestro país, una pequeña pregunta
a su madre si los Reyes Magos existen y afirma con rotundidad que en el cole le
han dicho que Papa Noel es de mentira. Y cada mes de diciembre, su madre,
rogándole que cierre muy fuerte los ojos y desee algo con todo su corazón, le
responde emocionada que ella cree en ellos y en el poder mágico de la navidad,
porque, después de pedirlo incansablemente y soñarlo repetidamente, le trajeron
una preciosa niña. Sin duda, el regalo de su vida.
A
Li Yan Ran solo le queda sonreír.
No hay comentarios:
Publicar un comentario